Los villancicos y la Navidad
Estamos a pocos días de empezar nuestras posadas o novenas. Es la época del año donde se engalanan las calles, hay muchas luces de colores, huele a chocolate caliente y la familia se reúne. Pero hay algo que hace más especial esta época del año, ¿Adivinas qué puede ser? Es la melodía que llena las casas, las calles, las escuelas y los centros comerciales. Sí, se trata de los villancicos, esas cancioncitas que cantamos al compás de una pandereta y otros instrumentos.
Los orígenes de la palabra villancico tienen un origen del latín “villanus” quetraduce como villa. Sin embargo el origen de los villancicos no estuvo conectado con la Navidad en realidad, sino que eran canciones populares que trataban de diferentes temas que cantaban los “villanos”, es decir, las personas que vivían en las villas y que eran humildes. Estas canciones estaban inspiradas en sus rutinas de vida rural y no siempre tenían instrumentos. Poco a poco estos poemas fueron teniendo un éxito y los musicalizaron grandes compositores de la época.
La variedad de canciones ayudó a que este tipo de historias cantadas se hiciera más popular, y es en ese punto en donde la iglesia vio una forma para difundir y propagar el mensaje de Jesucristo y la Virgen, y así poco a poco, se fueron quedando en las festividades religiosas, siendo la Navidad la celebración que se hizo más popular.
Para la época de los siglos XVII y XVIII, los villancicos alcanzaron una gran sofisticación y se incluyeron coros, solistas hasta incluso presentaciones escénicas con las historias, un pequeño teatro musicalizado para toda la familia.
El villancico más conocido en todo el mundo y traducido a 330 idiomas es Noche de paz, un villancico que se compuso en 1818 por un sacerdote austriaco que para ese momento no contaba con el órgano de la iglesia que se había estropeado.
Los villancicos tiene seguidores y otros que no son muy partidarios de cantarlos; como todo en la vida, ya que les resultan simples y repetitivos, pero aún así no podemos dejar a un lado que hacen parte de nuestra tradición cultural sea cual sea nuestro origen.
Andrea Bejarano