Un tal Borges
Decidí escribir hoy sobre Jorge Luis Borges porque lo admiro profundamente. Cada vez que releo uno de sus textos descubro algo nuevo: una idea brillante, una frase perfecta o una manera distinta de mirar la realidad. Borges no solo fue un gran escritor argentino, sino un verdadero explorador de la mente y de los libros.
Jorge Luis Borges (1899-1986) fue uno de los escritores más importantes de la literatura argentina y universal. Nació en Buenos Aires, en una familia culta y apasionada por los libros. Desde niño, Borges fue un lector incansable: aprendió inglés antes que español y a los nueve años ya había traducido un cuento de Oscar Wilde.
Vivió varios años en Europa, donde conoció las vanguardias literarias, pero siempre mantuvo un vínculo profundo con Buenos Aires. En sus textos aparecen los barrios antiguos, las bibliotecas infinitas y los laberintos, símbolos de su manera de ver el mundo: como un lugar lleno de misterios y reflejos.
Borges escribió cuentos, ensayos y poemas. Entre sus obras más famosas se encuentran Ficciones y El Aleph, libros que cambiaron la forma de entender la literatura. Sus textos mezclan la realidad con lo imaginario, los sueños con la filosofía, y siempre invitan al lector a pensar.
Una anécdota curiosa es que Borges, aunque fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, ya estaba casi ciego cuando recibió el cargo. Él solía decir con ironía: “Nadie debería recibir semejante regalo: tener al mismo tiempo los libros y la noche”.
Su influencia se siente en escritores de todo el mundo. Borges enseñó que la literatura no tiene fronteras y que leer es una forma de descubrir otros universos.
A modo de cierre, aquí un fragmento de su poema “Los justos”:“Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
Todos ellos, que se ignoran, están salvando el mundo.”
Elina Chifani

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